En la mira

¿Quién asesinó al candidato?

 

¿Quién mató a Rodolfo Torre Cantú? ¿Quién se beneficiaba con su muerte? ¿Fue un crimen político, o fue obra de narcotraficantes?

En la mañana de este día, lunes 28 de junio de 2010, el candidato a gobernador de Tamaulipas se dirigía al aeropuerto de Ciudad Victoria y en el camino le tendieron una emboscada, atravesaron en la carretera un remolque y acribillaron con armas de alto poder los vehículos en que se trasladaban él y sus acompañantes. Murieron 7 y quedaron heridos de gravedad 4. Los escoltas del candidato emparejaron la camioneta que los transportaba a la de Torre, para protegerlo; bajaron del vehículo y respondieron la agresión con el armamento que llevaban, inferior al de los atacantes. Todos murieron y quedaron tendidos en el asfalto.

Los últimos días han sido asesinados políticos de diversos partidos, candidatos y en funciones, en lo que parece ser la guerra declarada del crimen organizado contra la autoridad que los enfrenta, pero más que emplear las palabras genéricas “Crimen organizado” debemos referirnos a algún o algunos grupos de narcotraficantes.

Son varios posibles, los ahora llamados Carteles, o Cárteles: el de Tijuana, de los Arellano Félix; el del Golfo, de Osiel Cárdenas; el de Sinaloa, del “Chapo” Guzmán Loera; el de Juárez, de los Carrillo Fuentes; el de la Familia michoacana y el de los Zetas.

¿Por qué actúan de esa manera tan violenta? ¿Por qué asesinar a un candidato?

Puede haber varias respuestas:

1.- Fueron rechazados al pretender negociar por fuertes sumas de dinero el permiso para el tráfico de drogas.

2.- Creen o saben que con el arribo del nuevo gobernador podría resultar favorecido alguno de los Carteles enemigos, lo que también podría implicar que “se arreglaron” con el posible sustituto del asesinado.

3.- Dan un aviso a cualquiera que llegue al gobierno del estado: “Esto es lo que les puede pasar si no aceptan nuestras condiciones, si no nos dejan operar”.

4.- Se vengan, en la persona del que con seguridad iba a ser gobernador de Tamaulipas, de algún operativo pasado en su contra, y/o de la muerte en éste de alguno de sus cabecillas.

Los autores del crimen pudieron ser narcotraficantes, pero no se puede descartar el crimen político. La casi certeza de que todo fue obra de algún Cartel es ideal para desviar la atención.

Los crímenes “políticos” en México se han ejecutado buscando el poder o por temor al posible poder del que matan. Álvaro Obregón, presidente electo, fue asesinado en el restaurante La Bombilla, de la Ciudad de México, el 17 de julio de 1928; Luis Donaldo Colosio, candidato a presidente, en Tijuana, el 23 de marzo de 1994.

Pero recordemos el caso de Manlio Fabio Altamirano (Ver Personajes del 28 de junio de 2010), por poner un ejemplo ampliamente difundido y aclarado: Era el gobernador electo de Veracruz y lo asesinó una organización conocida como “La Mano Negra”, cuya cabeza era Manuel Parra, para que llegara en su lugar Miguel Alemán Valdés a la gubernatura. Lo mataron en el Café Tacuba, de la Ciudad de México hace exactamente 74 años, el 25 de junio de 1936. Cuando Miguel Alemán Velasco, hijo del primero, llegó también al gobierno de Veracruz (1998-2004) nombró a Alejandro Montano Guzmán (nieto de Marcial Montano, uno de los asesinos) como director de Seguridad Pública del estado y al hermano, Pablo Montano Guzmán, como jefe de seguridad de su esposa, Christiane Magnani. Las ejecuciones de este tipo y a ese nivel se pagan por generaciones.

Con el asesinato de Manlio Fabio, Alemán Valdés logró ser gobernador de Veracruz, luego secretario de Gobernación y finalmente Presidente de la República y uno de los hombres más ricos de México. Su hijo, Alemán Velasco, también se encumbró.

Queda claro hasta dónde el político manipulador puede llegar para conquistar el poder.

En el caso del asesinato del que con seguridad sería gobernador de Tamaulipas, las preguntas planteadas al comenzar estas líneas quedan clavadas como aguijón de duda.

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